Mayo: La Alimentación como fuente de Protección
La alimentación es una de las bases fundamentales para que exista la vida porque se encarga de mantener nutridos todos nuestros órganos pero ¿será que lo que comemos nos está llevando a tener una buena salud y por ende un sistema inmunológico adecuado?
Durante décadas, los hábitos de alimentación a nivel mundial han ido evolucionando, adaptándose al cambio constante de los estilos de vida de la población, es decir, la escogencia, adquisición y consumo de los alimentos no es el mismo de hace 70 años atrás y esto lo podemos observar cada vez que vamos al supermercado, donde existe una infinidad de productos y opciones alimentarias a escoger.
Para nadie es un secreto que la evolución de como escogemos, adquirimos y consumimos los alimentos, ha facilitado la manera de cómo nos alimentamos, pero, esto ha traído consigo una serie de consecuencias desfavorables en la salud de la población, la cual se ve reflejado en el aumento de los índices de obesidad, hipertensión arterial, diabetes mellitus, entre otros, enfermedades que están relacionadas con la malnutrición.
¿Pero que es la malnutrición? Para la Organización Mundial de la Salud, la malnutrición se define como “las carencias, los excesos y los desequilibrios de la ingesta calórica y de nutrientes de una persona” (febrero, 2018), es decir, que aunque nos estemos alimentando diariamente, debemos analizar si los alimentos que estamos escogiendo nos están nutriendo para darnos salud o más bien nos están perjudicando.
Es por lo anterior, que durante los últimos meses, se ha reforzado a la población a que realice una compra más inteligente de los alimentos, con el fin de escoger alimentos que de verdad nutran el cuerpo para ayudar a mejorar la salud y por ende ofrecerle a nuestros órganos nutrientes que permitan aumentar sus defensas frente a los factores externos que puedan comprometer la vida.
Entonces ¿el cómo me alimento si está relacionada con el sistema inmunológico? La respuesta es sí, sin embargo, debe quedar claro que no existen alimentos aislados que por sí solos van a mejorar nuestros sistema inmunológico, porque nuestro cuerpo es sumamente complejo como para que un solo alimento haga todo el trabajo sino, que es el conjunto de hábitos alimentarios saludables y balanceados que me van a permitir adquirir todos los macro y micro nutrientes que el cuerpo necesita.
Asimismo, los hábitos alimentarios también deben combinarse con estilos de vida saludables como el control del estrés, el dormir bien, tomar 15min de sol diario y la actividad física permite que nuestro cuerpo se prepare mucho mejor para enfrentar cualquier mal invisible que nos aceche.
Licda. Silvia Elena Obregón Aguilera
Nutricionista, ASCATE
Cód. 1096-12
- Referencias:
Organización Mundial de la Salud. (16 de febrero de 2018). Organización Mundial de la Salud. Obtenido de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/malnutrition
- Referencias:




En el marco del 8 de marzo, día Internacional de la Mujer, es preciso hacer hincapié en las diferentes desigualdades y brechas de género existentes actualmente en la sociedad, ya que en esta fecha se conmemora las luchas históricas de las mujeres en las defensas de sus derechos, las cuales comenzaron a pronunciarse ante las pésimas condiciones laborales de obreras textiles, proclamando inicialmente la reducción de la jornada laboral y la igualdad de salarios entre hombres y mujeres.
Como parte de unas de las consignas de los grupos de mujeres, ha sido posicionar a través de los años el espacio doméstico que históricamente se les ha relegado a las mujeres y al cual no se le ha brindado el valor que posee, así como también el ejercicio de las labores del cuido, como trabajos altamente invisibilizados, que se siguen ejerciendo sin elección. Por ende, la lucha de las mujeres sigue vigente, pues el contexto actual está cargado de desigualdades y manifestaciones de violencia.
Lo anterior ha implicado que, por años, no se reconozca su labor, donde estos roles les ha implicado una sobrecarga física, pero también afectiva y emocional, que no es reconocida, pues los mandatos sociales dificultan que los papeles de madre, trabajadora, esposa e hija se puedan compatibilizar, produciendo altas demandas a lo interno de las familias.
Por ende, los movimientos de mujeres en la disminución de las brechas de género no se encuentran desligados a lo referente a las temáticas que atañen a las personas adultas mayores, y seguir trabajando en la disminución de las brechas de género implica no solo la garantía y respeto de los derechos humanos y la creación de políticas públicas y servicios con enfoques de género que consideren la desigualdad, sino también a nivel micro, desde las familias y la educación, donde se logre asumir la corresponsabilidad del cuidado en su dimensión relacional en la igualdad de oportunidades y ruptura de los discursos legitimadores de la naturalización de las mujeres en el cuido de las familias, como hábitos y prácticas culturales que se han perpetuado.
La definición de envejecimiento activo por la Organización Mundial de la Salud es la siguiente: “proceso por el que se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”.
MANTENER BUENOS HÁBITOS DE VIDA SALUDABLES: A partir de cierta edad, pasados los 50, es muy importante crearse ciertos hábitos y costumbres que seguiremos durante el resto de nuestra vida.
CUIDAR MUCHO LA SALUD: Cada persona necesita unos hábitos de salud distintos y es importantísimo llevar un control adecuado de los mismos. Las visitas al médico a su debido tiempo, tomar los medicamentos necesarios, evitar el consumo de tabaco o alcohol… son hábitos imprescindibles para un envejecimiento activo.