¿Qué es el Deterioro Cognitivo y los Síndromes demenciales?
Caminar, leer, dialogar, finalizar las tareas, o adquirir nuevos conocimientos, son grandes ejemplos de actividades diarias que permiten a cada persona sentirse motivada en el quehacer del día. Lograr realizar todas estas acciones, pueden parecer algo fácil o automático, debido a que cada proceso se ha interiorizado como parte del aprendizaje dentro del ciclo vital, esto es posible gracias a la cognición.
De acuerdo con Benavides (2017), la cognición es el funcionamiento intelectual que nos permite interactuar con el medio en el que nos desenvolvemos. Para Rivas (2008), es el canal por el cual se adquiere, almacena, recupera y se usa el conocimiento. Ambas definiciones invitan a pensar, que el funcionamiento de la cognición sirve como experiencia para adquirir nueva información, desenvolverse de forma eficiente ante el medio o participar plenamente en sociedad. Sin embargo, ¿Qué sucede cuando esta capacidad intrínseca y funcional se ve obstaculizada?
Dentro de este escenario, también puede ocurrir todo lo contrario, mediante la perdida de la capacidad de atención, planificación de tareas y procedimientos, toma de decisiones, percepción del tiempo o del espacio. Ante este panorama, es posible conceptualizar al deterioro cognitivo.
En el margen de este proceso de deterioro, el cerebro, es la estructura protagonista, que puede experimentar cambios morfológicos, bioquímicos, metabólicos y circulatorios, llegando a afectar de manera progresiva la actividad de las funciones mentales, mediante alteraciones cognitivas que evitan su funcionamiento saludable. Borrás BC, Viña RJ. (2016).
El deterioro cognitivo, se divide en tres fases particulares, la cuales se caracterizan de la siguiente manera:
Deterioro cognitivo leve: Las personas presentan perdida de objetos con frecuencia, olvidos constantes de citas médicas u acontecimientos importantes, perdida de lenguaje semántico, perdida de interés por las tareas que antes se realizaba.
Deterioro cognitivo moderado: Se ubica como un estado intermedio entre el envejecimiento normal y la demencia, mediante el menor rendimiento de áreas como las funciones ejecutivas, la atención, el lenguaje, la memoria y habilidades visoespaciales. No obstante, es posible que mantenga preservadas habilidades de tipo funcional, que le permitan a la persona realizar con apoyos tareas básicas e instrumentales de la vida diaria.
Deterioro cognitivo severo: Es posible notar alteraciones en la conducta y el estado de ánimo, dificultad para mantener relaciones sociales, así como la perdida de procesos de la memoria como recuerdos a largo plazo, episódicos y autobiográficos. Durante esta etapa, es posible que la persona presente dependencia total en las actividades básicas e instrumentales de vida diaria.
Fundamentalmente, en relación con lo anterior, es posible caracterizar la evolución patológica progresiva, mediante la definición de síndrome demencial, el cual se especifica como un trastorno de la memoria y de la ideación, suficientemente grave como para afectar la vida diaria, asociado a otro trastorno de las funciones cognitivas (lenguaje, praxis, gnosis, funciones ejecutivas). El curso de la condición está presente en un plazo mayor a 6 meses. Paulin y Pasquier (2010).
A su vez es importante destacar, que los síndromes demenciales, se diferencian de acuerdo con sus tipos y características, entre ellos pueden identificarse los siguientes: Demencia tipo Alzheimer, Demencia Vascular, Demencia mixta, Demencia por cuerpos de Lewy, Demencia frontotemporal, Demencia Wernicke-Korsakoff, Demencia asociada al Parkinson, Demencia por enfermedad de Pick, entre otros.
En concordancia, para lograr un diagnóstico fiable, es necesaria la anamnesis completa, una valoración global de las funciones cognitivas, procesos atencionales y del lenguaje, la observación completa del estado tanto funcional como ocupacional y el aporte esencial de la imagen médica.
Así bien, el diagnostico de Síndrome demencial está relacionado a los siguientes factores de riesgo a mencionar:
Si bien es cierto, que existen factores de riesgo para el desarrollo de una condición de demencia, también es posible trabajar en aquellos factores de tipo protector, que permiten mejorar la calidad de vida general y prolongar la esperanza de vida, de los cuales se pueden citar:
En conclusión, el diagnostico de deterioro cognitivo y síndrome demencial, es una realidad constante. La valoración preventiva y la aplicabilidad de los factores protectores, permite la reducción de componentes de riesgo y la detección tempana. El conocimiento y la actualización constante, permite valorar de forma particular sus características y trasformar estilos de vida cada vez más saludables.
Elaborado por:
Dra. Nancy Navarro Araya
Psicóloga especialista en neuropsicología clínica y Trastorno Cognitivo Mayor ASCATE.
Bibliografía:
Alexandra Benavides Caro (2017), Deterioro Cognitivo en el adulto mayor, Revista Mexicana Anestesiología, https://www.medigraphic.com/pdfs/rma/cma-2017/cma172f.pdf
Borrás BC, Viña RJ. (2016), Neurofisiología y envejecimiento. Concepto y bases fisiopatológicas del deterioro cognitivo. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2016;51:3-6. https://medes.com/publication/114993
M. Paulin, F. Pasquier (2010), Síndrome demencial: diagnóstico y tratamiento, EMC – Tratado de Medicina, ISSN 1636-5410, https://doi.org/10.1016/S1636-5410(10)70500-6.
Luis Sequeira Rojas (2019), Deterioro cognitivo moderado y factores de riesgo, Revista clínica, Escuela de Medicina UCR, ISSN-2215 2741, www.medigraphic.com/pdfs/revcliescmed/ucr-2019/ucr195c.pdf
Rivas, M. (2008), Procesos cognitivos y aprendizaje significativo, Madrid, Subdirección General de Inspección Educativa de la Viceconsejería de Organización Educativa de la Comunidad de Madrid. https://www.madrid.org/bvirtual/BVCM001796.pdf