8 de marzo: Día Internacional de la Mujer

EL TRABAJO INVISIBLE DE LAS MUJERES

“Las mujeres somos diversas, pero compartimos la lucha por los derechos de todas, y todas juntas,
las que estamos aquí y las que no pueden estar”
Comisión 8M

En el marco del 8 de marzo, día Internacional de la Mujer, es preciso hacer hincapié en las diferentes desigualdades y brechas de género existentes actualmente en la sociedad, ya que en esta fecha se conmemora las luchas históricas de las mujeres en las defensas de sus derechos, las cuales comenzaron a pronunciarse ante las pésimas condiciones laborales de obreras textiles, proclamando inicialmente la reducción de la jornada laboral y la igualdad de salarios entre hombres y mujeres.

A raíz de estos movimientos, en los que las mujeres fueron oprimidas, y muchas de ellas perdieron la vida, se han ido organizando grupos a través de los años, donde se ha puesto en debate público la sociedad patriarcal que ha naturalizado la desigualdad, discriminación y la violencia de género; pues no son hechos aislados que a las mujeres se les negara el acceso a la educación, al trabajo, al deporte, a los cargos políticos, entre otros, y se les viera como una posesión del hombre- padre/ esposo.


¿A quién le ha tocado el trabajo invisible?

Como parte de unas de las consignas de los grupos de mujeres, ha sido posicionar a través de los años el espacio doméstico que históricamente se les ha relegado a las mujeres y al cual no se le ha brindado el valor que posee, así como también el ejercicio de las labores del cuido, como trabajos altamente invisibilizados, que se siguen ejerciendo sin elección. Por ende, la lucha de las mujeres sigue vigente, pues el contexto actual está cargado de desigualdades y manifestaciones de violencia.

Con respecto al ejercicio del cuido de las personas adultas mayores, tomando como referencia los aportes realizados por Sauma (2011), “en Costa Rica, el cuido de la población ha recaído hasta ahora – principalmente en las familias, y dentro de ellas, en las mujeres” (2011, p. 19), residan o no en el grupo familiar, pues se ha naturalizado que las mujeres son las responsables de ejercer estas labores y quienes mejor las realizan, exigencia que se mantiene aunque estén insertas en el mercado laboral y no se encuentren tiempo completo en el ámbito doméstico.

Lo anterior ha implicado que, por años, no se reconozca su labor, donde estos roles les ha implicado una sobrecarga física, pero también afectiva y emocional, que no es reconocida, pues los mandatos sociales dificultan que los papeles de madre, trabajadora, esposa e hija se puedan compatibilizar, produciendo altas demandas a lo interno de las familias.

Aunado a ello, el rol de cuidadoras ha ocasionado que las tengan mayores limitaciones para acceder a trabajos remunerados, teniendo un gran impacto en sus condiciones materiales de vida. Como menciona Díaz “ellas siguen siendo las primeras, y muchas veces las únicas, responsables de llevar este trabajo en condiciones que perpetúan situaciones de profunda desigualdad”.

Si bien es cierto, cada vez más los hombres se incorporan en las labores domésticas y de cuido de las personas adultas mayores, sea de manera primaria o secundaria, siguen siendo las mujeres quienes se encargan mayoritariamente de la parte más actica del cuido, y/o quienes delegan las tareas y la organización familiar. Por otra parte, esta incorporación de los hombres en el ámbito interno de las familias responde también a los esfuerzos y debates que se han llevado en la sociedad por agrupaciones de mujeres.

Por ende, los movimientos de mujeres en la disminución de las brechas de género no se encuentran desligados a lo referente a las temáticas que atañen a las personas adultas mayores, y seguir trabajando en la disminución de las brechas de género implica no solo la garantía y respeto de los derechos humanos y la creación de políticas públicas y servicios con enfoques de género que consideren la desigualdad, sino también a nivel micro, desde las familias y la educación, donde se logre asumir la corresponsabilidad del cuidado en su dimensión relacional en la igualdad de oportunidades y ruptura de los discursos legitimadores de la naturalización de las mujeres en el cuido de las familias, como hábitos y prácticas culturales que se han perpetuado.



¡A seguir luchando por visibilizar el trabajo de las mujeres en el cuido!

Al ejercer roles de cuido se trabaja en Salud física: preparación y control de la medicación, Asistencia diaria: higiene y cuido personal, Nutrición: preparación de alimentaciones saludables, Estimulación: física y cognitiva, Movilización: cambios de posturas y asistencia para caminar, Acompañamiento: citas médicas, actividades sociales, tiempo en la casa, Apoyo emocional: afecto, contención., entre otras actividades cotidianas que permiten la calidad de vida de las personas adultas mayores.

RECONOZCAMOS EL TRABAJO INVISIBLE QUE REALIZAN Y HAN REALIZADO LAS MUJERES POR MUCHOS AÑOS Y SIGAMOS LUCHANDO POR UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA…

Licda. Yerlin Castro Arguedas
Trabajadora Social
ASCATE



Bibliografía.
Diaz, V. (2016). El cuidado de adultos mayores: El trabajo invisible ¿A quién le toca? Recuperado de https://fiapam.org/cuidado-de-adultos-mayores-el-trabajo-invisible-a-quien-le-toca/.
Martín y Rivera. (2018). Feminización, cuidados y generación de soporte. Revista Prisma Social (21). Recuperado de file:///C:/Users/PyTrabSocial/Downloads/Dialnet-FeminizacionCuidadosYGeneracionSoporte-6521447.pdf
Mimosas. (2019). El Día Internacional de la Mujer: Cuidadoras. Recuperado de https://grupolasmimosas.com/mimoonline/dia-internacional-de-la-mujer/
Sauma, P. (2011). Elementos para la consolidación de la Red nacional de cuido de las personas adultas mayores en Costa Rica. Naciones Unidas. CEPAL. Santiago, Chile. Recuperado de http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/uneclac/unpan045753.pdf
Imágenes: Mimosas. (2019). El Día Internacional de la Mujer: Cuidadoras. Recuperado de https://grupolasmimosas.com/mimoonline/dia-internacional-de-la-mujer/